jueves, 17 de octubre de 2019

Ersa siempre será un pájaro valiente.

No, no era un simple pájaro. Y nunca lo será.
Era mi pájaro, mi pollito, mi Ersa.
Hoy los pájaros no cantan, tu campana no tintinea y tu pequeño reino llora a su reina.
Has sido mi hija, la que ronroneaba al verme y abría sus alitas. Ojala hubieras podido volar más con ellas. Lo siento mucho.
Ojala encuentres una nube de la que colgarte boca abajo y muchos bebederos que morder.
Por mi parte, echaré de menos tus imitaciones, tu piar a todas horas y tus soniditos al verme o escuchar como me preparaba un vaso de leche. Como me espiojabas el pelo, tus picotazos y como me lamias cuando te acariciaba.
Brillante y amarilla como el sol. Mejillas de atardecer. Pequeño Fénix.
No dejes de volar y si algún día te cansas, mi cabeza siempre será tu nido al que volver.


Hasta que nos volvamos a ver pollito. Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario