viernes, 9 de septiembre de 2016

9/9 cinco años después.

Cinco años. 
Cinco años expresando esta montaña rusa de vida. Y que ahora llamo orgullo, lo cual nunca pensé que dejaría de llamar dolor.
Cinco años aprendiendo que no necesito que nadie me saque a bailar, ni que me digan que que bien me sienta esta sonrisa, que yo ya lo se. Aprendiendo que las historias que tienen que salir bien, saldrán bien. Que cuando llegamos al fondo de la piscina, hay que golpear fuerte el suelo para impulsarse.
Convirtiendo a personas en inmortales, incluso cuando no se lo merecían y cientos de cartas sin leer.

Aquí os dejo todo mi dolor, que las alegrías hay que disfrutarlas, no escribirlas.

Quién diría que cualquier sitio menos aquí, se convertiría en mi sitio.  Y seguiría siendo yo, sin ser exactamente igual, cinco años después.

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