miércoles, 9 de noviembre de 2016

Me crucé con ella de vuelta a casa. Al estar a la misma altura, ambos nos detuvimos. Se le notaba que había vivido tanto tiempo en la oscuridad, que se acabó convirtiendo en ella. Y en sus ojos solo se veía el dolor que tanto caos puede causas.

Le pregunté a qué sabia haber perdido tanto las ganas.

Y ella contestó: ¿recuerdas el último beso que le diste?
Pues ahí lo tienes.

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