Y es que nunca vas a saber
que por dentro estoy hecho de colores.
Que por cada raja
me han crecido flores.
Un campo de girasoles.
Y es que en el cuello
llevo la estrella polar,
por si alguna noche oscura
necesitas que alguien
te guíe de la mano.
Y, de paso, bailar.
Una lenta, en francés,
a piano.
Y esto nunca
te lo voy a dejar claro.
Porque yo no tengo corazón.
Yo tengo un faro.
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